De un año cualquiera, tome unos cuantos meses enteros y límpielos de amargura,
de rumores, de odios y de celos hasta dejarlos tan limpios como le sea posible.
Corte cada mes en 30 o 31 partes.
No intente cocinar toda la hornada del año junta, prepare solo una porción a la vez.
Mezcle cada día. Una parte de coraje, una de trabajo, una de constancia y una de paciencia.
Agregue partes iguales de esperanza, solidaridad, bondad y fidelidad.
Aromatice con una parte de meditación y algunas buenas acciones.
Sazone la mezcla con bastante buen humor, un chorrito de inconsciencia y un toque de locura.
Viértalo en un gran recipiente untado de Amor y cocínelo con entusiasmo.
Decórelo con algunas sonrisas y sírvalo con calma, generosidad y alegría.
y listo! A disfrutar del manjar...
Jorge Bucay.
2 comentarios:
También es importante tener alguien con quien compartir ese festín, porque cuando uno come en soledad nada está "perfecto" y con buena compañía todo sabe MEJOR.
Sabia reflexión. Por supuesto que en compañía todo es más llevadero: lo bueno y lo malo. De momento intentemos disfrutar de lo bueno mientras se pueda. Muchas gracias, primita.
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