Esta mañana no tenía claro qué íbamos a hacer pero cuando el atleta de la casa ha llegado de entrenar y ha dicho que no hacía frío y que hacía templanza, hemos cogido el coche y nos hemos ido a dar un paseo por el pantano, así aprovechábamos para andar y al mismo tiempo enseñábamos a los niños el campo que en esta época también está bonito. Hemos dejado el coche en la presa y nos hemos puesto a caminar por el sendero que bordea el pantano; aunque da un poco coraje que todo esté vallado por lo menos todavía se puede andar por algunos sitios y disfrutar de la humedad del suelo que parece de esponja, del olor a naturaleza, de la flora ... da gusto pasear tranquilamente sin prisa y sin destino concreto. Como no hemos vuelto por el mismo sendero nos hemos encontrado con el inconveniente de que el camino terminaba en una valla y claro ¡A saltar se ha dicho! No hemos tenido tiempo de cansarnos pero un paseíto antes de comer sienta muy bien, abre el apetito y sirve para recargar las pilas para la semana, que aunque corta, se presenta intensa. Acompaño esta entrada de algunas imágenes para que sea más ameno.
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