martes, 14 de julio de 2009

... y por último ...










El miércoles fue muy completo pues nos levantamos con la idea de ir al centro de visitantes del parque y eso fue lo que hicimos. El lugar está bien documentado y por fin pude comprar una guía de las buenas con rutas a pie, en bici, senderos ... a los niños les gustó pues tenía paneles interactivos donde se podía escuchar los distintos sonidos de los animales y pantallas táctiles de esas que tanto les llaman la atención. Desde ahí partimos para Níjar donde hacía mucho calor pero eso nos nos privó de nuestro paseo para conocer el lugar, e incluso subimos a una atalaya para tener una buena panorámica. Un pueblecito con encanto, las calles con sus puestos de jarapas, tiendas de mimbre y esparto y un casco antiguo con calles muy empinadas y estrechas. Cuando nos cansamos nos montamos en el coche y como nos pillaba de camino nos desviamos hacia "Los Albaricoques", lugar donde se han rodado muchas películas del oeste. A mi me decepcionó un poco pues ya no tiene ese aspecto desolado que yo esperaba; nos desviamos hacia el Cortijo del Fraile pues Javier tenía curiosidad por ver el lugar que Lorca había tomado como referencia para su obra "Bodas de sangre"; el sitio está abandonado y no había ninguna señal ni presencia humana por los alrededores por lo que yo dije de irnos rápido (no sé, pero no me gustaba nada estar a pleno sol, casi sin agua y en un camino sin tránsito y medio perdido).
Por la tarde fuimos a la playa de Mónsul, famosa por sus formaciones volcánicas y nos gustó a todos mucho. Allí estuvimos hasta casi las nueve de la noche. Al día siguiente nos fuimos a Almería capital pero entre que está en obras y que la Alcazaba la han reformado tanto tanto que ya no parece ni antigua, no salí muy contenta; también hacía calor, incluso cuando estuvimos en la catedral se notaba que el día iba a ser bochornoso. Después de comer y de la siesta nos fuimos a la playa de los Genoveses que a los chicos les había gustado mucho y como ya faltaba poco para volver a casa les dejamos repetir. Y ya sólo falta el viernes: estábamos ya con esa sensación de que todo lo bueno se acaba y se nos notaba más relajados por eso nos fuimos al Playazo por la mañana. Se veían incluso lenguados entre nuestros pies y los niños intentaban pescar con un cubo (cosa harto difícil pero, por lo menos estaban entretenidos). Por la tarde, como Javier padre no había entrenado, nos bajamos a la piscina del hotel hasta la hora de subir a ducharse y a cenar.
No he querido extenderme mucho, si alguien está interesado en alguna ruta en concreto o en informción de la zona que no dude en decírmelo pues tengo una guía bastante aceptable. Espero se os haya despertado el gusanillo de visitar la zona de Cabo de Gata si no lo habéis hecho ya.

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