jueves, 25 de noviembre de 2010

Dolor de estómago

Hace un par de noches me desperté sobre las 2 de la madrugada con dolor en la boca del estómago y para no hacer ruido y despertar al personal, me quedé metida en la cama hasta que no pude aguantar más. Me levanté, me hice una infusión de manzanilla y, afortunadamente, el dolor empezó a remitir; como ya estaba desvelada y el sueño no venía me puse a pensar qué podría haberme provocado ese malestar; después, llegué a la conclusión que quizás podía haber sido una granada enorme que comí de postre antes de acostarme y, para salir de dudas, consulté en internet las propiedades, beneficios y efectos de esta fruta de otoño por si ahí encontraba algún efecto secundario. Mi sorpresa llegó en seguida cuando leí en varias páginas que la granada es beneficiosa para el estómago (mi teoría echada por tierra) y que además es una superfruta rica en antioxidantes y potasio (donde más destaca), calcio, magnesio, hierro, manganeso, cobre, zinc y vitaminas C, B, E; la granada posee 3 veces más antioxidantes que el té verde, o el vino tinto de reserva, y ha demostrado su eficacia en diferentes alteraciones como el cáncer de próstata, arterioesclerosis e hipertensión, menopausia, procesos inflamatorios, etc., además, reduce la tensión arterial, la glucosa y mejora la perfusión cardiaca un 50% por lo que se está utilizando en pacientes afectados por infarto. Vamos, que debemos incluirla en nuestra dieta sin falta. Os dejo unas curiosidades para haceros más amena la entrada:

¿Sabías que...?
Los antiguos egipcios eran enterrados con granadas.
El jugo de la granada mancha los tejidos permanentemente.
Se dice que la granada era el fruto prohibido del "Paraíso".
Es considerada en algunas culturas la "fruta de la fertilidad".
Antiguamente, las personas de tez muy blanca utilizaban su jugo para dar vigor al cutis. Seguir leyendo

2 comentarios:

Javier Araque dijo...

...la otra noche, o no recuerdo si fue al día siguiente, me llevó a la cama...sin avisar.

Sin pedir permiso; se acercó, me toco el cuerpo y me estremecí.

Me dejó una enorme sensación de cansancio, no sentí ganas de luchar y me entregué al máximo.

Lentamente me sentí erizado, me hizo transpirar y hasta de delirar.

Me dejó sin aliento, sin aire y mi cabeza creyó que iba a reventar.

Mientras estuvo conmigo, mes sentí incapaz de salir de la cama.

Cuando terminó, se fue, sin más, pero tengo la convicción de que ...¡¡VOLVERA!!


El próximo año me vacuno contra la gripe.

Ana Estrada dijo...

¡UFF, qué susto me habías dado! Me sorprende y me alegra tu comentario, sabes que, jocosos, reflesivos, divertidos ... son siempre bienvenidos. Besitos.