domingo, 21 de agosto de 2011

Sorpresa en el pantano


A principios del mes de agosto Javier se encontró un pato por la calle (sí, sí, un pato ... pequeñito pero no dejaba de ser un pato); lo llevó a casa y aunque a mi no me agrada demasiado tener animales, no pude decir que no y el pato se quedó en casa dos semanas justas.
La verdad es que era un poco guarrete y nos tenía el patio siempre "encenagao" por lo que el lunes 15 lo metimos en una caja y, tras convencer a Lucía de que el pato tenía que estar en su hábitat y de que no le iba a pasar nada (cosa que yo no tenía muy claro) lo llevamos al pantano de la Cabezuela pensando que ya no íbamos a volver a verlo.
Pero ayer sábado por la tarde decidimos, pese a que el tiempo no acompañaba, ir a montar en piragua y nada mas llegar Lucía dijo que había oído al pato, ni que decir tiene que yo pensaba que eran imaginaciones suyas; pero, una vez dentro de la piragua me puse a mirar entre los tarayes y juncos y ¡sorpresa! ¡Ahí estaba el pato mirándonos!
Sin duda era el nuestro pues apenas había cambiado y en cuanto oyó hablar a Lucía nos siguió hasta la orilla
¡Si no lo veo no lo creo! Aprovechamos para echarle unas cuantas galletas y tan pronto sonó el primer trueno y cayeron las primeras gotas ya estábamos en el coche.
Hoy pensamos ir otra vez a "piragüear" por si hubiera suerte y pudiéramos verlo de nuevo.
Foto superior: Pato a día de ayer.
Foto inferior: Pato el primer día.
Última foto: Cara de Lucía con el primer trueno.




2 comentarios:

juanjo dijo...

que buena la car de Lucia,jajaaja

Ana Estrada dijo...

¡La pillé en el momento justo! Pero lo mejor fue lo poco que tardó en ponerse a recoger y salir pitando.
Gracias por tus comentarios Juanjo.