Pues sí, yo creo que hemos inventado otra modalidad de duatlón. En lugar de carrera, bici, carrera nosotros hacemos otras transiciones: bicicleta, parar a buscar espárragos y bicicleta.
Como últimamente estoy parada (pero no quieta) tengo toda la mañana "libre" sin niños para hacer un poco de todo. Normalmente Javier propone y yo, como no tengo especial predilección, pues suelo estar de acuerdo con las proposiciones, por eso, cuando este jueves vimos que no iba a llover y que la mañana prometía, cogimos la bicicletas y decidimos ir a buscar espárragos.
Pasamos la finca de Las Agrupadas y allí medio escondimos la bicicleta en un ribazo (con la precaución de atarlas juntas, claro, que si viene alguno listo con un todoterreno y se las echa al maletero, nos hace una faena). El sitio estaba plagado de esparragueras pero o bien todavía no han salido todos o alguien se nos adelantó. Estuvimo andando y buscando hasta la una y pico así que no pudimos entrenernos mucho más pues Lucía salía del cole a las dos. Cogimos un manojillo que, junto con unos cuantos huevos, almendras y otros tantos ingredientes, nos hizo un moje sabrosísimo de esos que tanto gustan a mi marido, que encantó a los niños y donde mojamos casi una barra entera de pan (poca cosecha para tanta caminata pero ¿y lo bien que lo pasamos?)
Me parece que no va a ser la última vez que hagamos esta actividad porque aúna todo lo que nos gusta: se hace deporte, es económico, ecológico y además, con un poco de suerte, te llevas a casa este sabroso manjar con sabor a campo (es más fácil comprarlos en Mercadona pero no están tan ricos y tienes que pagarlos).
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